En Gasoils La Selva recibimos a menudo llamadas de clientes que, de repente, notan un olor intenso a gasóleo en el jardín, el garaje o la sala de la caldera. No se trata del ligero aroma que aparece justo después de llenar el depósito y desaparece al cabo de unas horas, sino de un olor persistente, pegajoso, que parece venir de un punto concreto pero cuesta identificar.
La pregunta siempre es la misma: “¿Es normal o tengo un problema?”
La realidad es que cuando un depósito huele durante varios días, casi nunca es normal. Puede deberse a una pequeña fuga —una rosca mal ajustada, una junta que se ha secado con los años—, una ventilación que ya no funciona correctamente o el resultado de meses con el depósito medio vacío, lo que genera condensación y residuos que acaban produciendo mal olor.
También puede ocurrir que el depósito simplemente se esté envejeciendo y haya perdido estanqueidad. En muchos casos, el propietario no lo descubre hasta que aparece una mancha en el suelo o el gasóleo ha empezado a filtrarse.
Por qué aparece el olor a gasóleo
Por experiencia, en Gasoils La Selva, como proveedores de gasóleo para calefacción, sabemos que cuando un depósito desprende olor de forma persistente, casi siempre el motivo se encuentra en alguno de estos puntos:
Fugas y pequeñas fisuras
Una junta mal ajustada o una pequeña grieta pueden dejar escapar combustible e impregnar el aire durante días. A menudo, la primera señal es una mancha aceitosa en el suelo, uno de los indicios más claros de que hay una avería en el depósito.
Problemas de ventilación
Los depósitos necesitan “respirar” para liberar los vapores de forma segura. Cuando el respiradero se ensucia o queda obstruido, los gases se acumulan en el interior y acaban saliendo por donde no deberían, con olor incluido.
Condensación y bacterias en el fondo del depósito
Si el depósito pasa meses casi vacío, se forma agua por condensación. Esa humedad favorece la proliferación de bacterias que descomponen el gasóleo y generan lodos y malos olores.
Evitarlo es más fácil de lo que parece: basta con un buen mantenimiento y una limpieza periódica del depósito de gasóleo.
Carga reciente
Después de llenar el depósito, es normal notar durante unas horas un olor más intenso. Cuando el combustible entra, se liberan vapores que salen por el sistema de ventilación y pueden quedarse en el ambiente, especialmente si la zona no está bien ventilada. Ese olor debería desaparecer rápidamente una vez que los vapores se han disipado y el depósito ha quedado cerrado herméticamente.
Envejecimiento y falta de mantenimiento
El tiempo y la corrosión pueden hacer que el depósito pierda estanqueidad, provocando pequeñas fugas o emisiones de vapor. Una revisión y mantenimiento regular evitan que estos problemas se agraven y se conviertan en averías más serias.

Cómo prevenir o eliminar el olor a gasóleo
Todo lo que hemos explicado tiene algo en común: no ocurre por casualidad. En Gasoils La Selva lo vemos cada temporada: depósitos que empiezan a oler porque nadie los ha revisado en años.
Por eso, cuando nos preguntan cómo prevenir o neutralizar el olor a gasóleo, siempre decimos lo mismo:
Primero: Mira el depósito. Si hay manchas aceitosas, no es decoración: es una fuga. Y las fugas no se arreglan solas.
Segundo: Asegúrate de que pueda ventilar. Un respiradero obstruido hace que los vapores salgan por cualquier sitio y acaben oliendo por toda la zona.
Tercero: No lo dejes vacío durante meses. El aire genera condensación, la condensación produce agua y el agua atrae bacterias y lodos que huelen mal.
Hacer una limpieza periódica es mucho más económico que reparar una gran avería (si lo necesitas, aquí te explicamos cómo limpiar el depósito de gasóleo).
Confía en profesionales antes de que el problema sea grave
¿Tienes dudas sobre el estado de tu depósito? Llámanos o pide asesoramiento sin compromiso.
En Gasoils La Selva llevamos años suministrando gasóleo y revisando instalaciones. Sabemos distinguir entre un olor pasajero después de una carga y un aviso claro de fuga o mala ventilación.
Un depósito bien cuidado no solo evita malos olores: también mejora el rendimiento de la calefacción y te ahorra reparaciones costosas.
Si notas un olor persistente, actúa ahora. Es mucho más fácil y económico solucionarlo cuando el problema aún es pequeño.
